El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia recurrente de obsesiones, compulsiones o ambas y que requieren un tiempo significativo en la cotidianeidad de la persona o tienen suficiente gravedad como para para causar angustia, malestar o deterioro funcional en la vida de las personas.
Las obsesiones pueden manifestarse en forma de pensamientos, impulsos repetitivos o imágenes mentales que se presentan incómodos, inaceptables, indeseados e intrusivos para las personas.
Estos pensamientos, impulsos o imágenes, son difíciles de controlar y producen una angustia significativa en el sujeto. Podemos encontrar ciertos temas vinculados a las obsesiones que son más comunes frente a otros;
• Preocupación por la suciedad o contaminación.
• Preocupaciones por enfermedades, contagios y dolencias.
• Dudas sobre la seguridad, verificación y dificultades para tolerar la incertidumbre.
• Actos de violencia y lesiones.
• Actos sexuales repulsivos.
• Inmoralidad y religión.
• Preocupaciones relativas al orden, simetría, exactitud, rutinas, números, etc.
• Pensamientos sobre decir obscenidades o actuar de forma inapropiada en público.
• Pensamientos agresivos u horribles sobre la pérdida de control y el daño a sí mismo o a otros.
Las compulsiones son conductas o actos mentales repetitivos y estereotipados, que conllevan una acción - lavado de manos, comprobaciones repetitivas, etc. - o una respuesta encubierta o cognitiva como la repetición de frases, palabras u oraciones.
La función neutralizadora de las compulsiones va dirigida a prevenir o eliminar el resultado temido que generan las obsesiones y/o la angustia que generan las mismas para la persona.
De igual forma que las obsesiones, las compulsiones tienen temas que son más frecuentes que otros, entre los que podemos señalar;
• Lavado persistente y excesivo.
• Conductas de comprobación.
• Recuento, comportamientos repetitivos o actos mentales.
• Orden y limpieza.
• Seguimiento de rutinas, reglas y rituales.
Las obsesiones y las compulsiones impactan en forma significativa en las actividades cotidianas, requieren mucho tiempo de atención y causan gran malestar y sufrimiento emocional.
Las personas con un trastorno obsesivo compulsivo, generalmente son conscientes que sus obsesiones y compulsiones son exageradas, no son lógicas o racionales, pero no logran dejar de hacerlas o tenerlas.
El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno frecuente que afecta a hombres y mujeres por igual, afectando aproximadamente a 1 de cada 50 personas e interfiere con áreas importantes del funcionamiento de las personas, aspectos sociales, educativos, laborales, etc., por lo que es importante consultar a un profesional de la salud mental.
El trastorno obsesivo compulsivo puede aparecer indistintamente en la etapa de la niñez, la adolescencia o en la edad adulta, pero generalmente se detecta en la población joven y adulta.
Los adultos pueden explicitar a un profesional de la salud sus síntomas con relativa precisión, lo que permite identificar en las entrevistas clínicas la presencia o características sintomatológicas del trastorno, sin embargo en los niños y adolescentes es muy importante la observación previa de los padres ante cambios de comportamientos que indiquen la presencia de obsesiones o compulsiones en esta población.
El trastorno obsesivo compulsivo en niños y adolescentes puede en ocasiones verse acompañado de movimientos repetitivos involuntarios (TICS) o dificultades en la atención.
Las personas diagnosticadas con un trastorno obsesivo compulsivo frecuentemente presentan dificultades de ansiedad, pudiendo también presentar síntomas depresivos.
Realizar un diagnóstico en forma precoz facilitará diseñar el plan de tratamiento adecuado y una estrategia de prevención de recaídas que permitan ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida.