La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la salud mental como:
“Un estado sujeto a fluctuaciones provenientes de factores biológicos y sociales, en que el individuo se encuentra en condiciones de seguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas potencialmente antagónicas, así como de formar y sostener relaciones armoniosas con los demás y participar constructivamente en los cambios que pueden introducirse en el medio ambiente físico y social”
La personalidad “…es lo que nos hace como somos y también los que nos diferencia de los demás”. Millon
Los trastornos de personalidad se caracterizan por ser un patrón perdurable de experiencia interna y comportamiento que se aparta notablemente de las expectativas de la cultura del sujeto, siendo un fenómeno dominante, generalizado y poco flexible en una gran variedad de situaciones personales y sociales.
Los trastornos de personalidad generalmente comienzan a evidenciarse durante la adolescencia o adultez temprana, sin embargo, muchas veces se pueden presentar rasgos o signos en etapas más tempranas de la vida de las personas.
Los trastornos de personalidad causan malestar clínicamente significativo o deterioro para el sujeto en el ámbito social, laboral, afectivo y/o cognitivo, o en otras áreas importantes del funcionamiento del individuo.
Es necesario diferenciar los trastornos de personalidad de lo que se denomina rasgos de personalidad. Estos últimos son patrones de pensamiento, percepción, reacción y comportamiento que se manifiestan relativamente constantes a lo largo del tiempo, pero no se presentan tan rígidos como en un trastorno de personalidad.
Entre las características de los trastornos de personalidad pueden señalarse:
• Rigidez, falta de flexibilidad.
• Desajuste al medio socio cultural.
• Inestabilidad psico emocional vincular.
• Vulnerabilidad al estrés.
• Comorbilidad.
• Malestar subjetivo y desadaptativo.
• Afectación de áreas del funcionamiento.
Entre los factores etiológicos de los trastornos de personalidad pueden mencionarse la interacción de aspectos genéticos, vulnerabilidades ambientales en el desarrollo del sujeto, factores interpersonales, aspectos orgánicos y factores psicodinámicos.
Si bien los trastornos de la personalidad se caracterizan por su rigidez y resistencia al cambio, la implementación de tratamientos adecuados y sostenidos en el tiempo, generalmente permitirán obtener buenos resultados para el paciente en diferentes áreas, reduciendo gradualmente el malestar subjetivo, la angustia y mejorando su motivación y las relaciones interpersonales.
Las intervenciones para el abordaje terapéutico de los trastornos de personalidad son múltiples y pueden incluir entre otros, la psicoterapia individual, el tratamiento farmacológico, la implementación de dispositivos grupales para pacientes, así como dispositivos de trabajo con familiares, la implementación de talleres de biopsicoeducación, regulación emocional, técnicas de meditación y relajación y desarrollo de habilidades interpersonales.
Los criterios diagnósticos y los abordajes terapéuticos son específicos para cada uno de los diferentes trastornos de personalidad, siendo necesario para su diagnóstico y tratamiento consultar con un profesional de la salud mental.